En el Perú las primeras huellas de la segunda ola del movimiento feminista se pueden hallar en el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1979), que en su intento de oficializar la problemática femenina llamó a las mujeres a ser partícipe en la vida política del país dentro de instituciones que las reivindicaban; sin embargo, “las mujeres no se encontraron identificadas con el discurso oficial”. Puesto que, “al ser convocadas en el trabajo y en la vida política del país, se les advertía claramente que no debían abandonar los quehaceres hogareños […]” (Mujer y Sociedad, Lima, 1985, año III, nro. 5, p. 5).

También, a pesar de que la mujer era objeto de reflexión, las masas populares femeninas se mostraron indiferentes, o incrédulas ante tal interés del Estado. Fueron las mujeres de clase media-alta quienes usaron este nuevo espacio para insertarse y conocer el discurso feminista de la época y dialogar con el resto de mujeres latinoamericanas. Por eso, paralelamente a las acciones del gobierno, mujeres ligadas o no al Estado comenzaron a pronunciarse acerca de la situación de la mujer peruana, entre ellas encontramos a: Helen Orvig, Ana María Portugal, Rosa Dominga Trapasso, Timotea Galvín, Cristina Portocarrero y Elena Sara Lafosse.

Posteriormente, fueron estas mujeres que formaron las principales agrupaciones feministas de los 70 y 80 como Acción para la Liberación de la Mujer Peruana (ALIMUPER), Frente Socialista de Mujeres (FSM), Centro de la Mujer Flora Tristán, Movimiento “Manuela Ramos”, entre otras.

La segunda ola del Movimiento Feminista procuró visibilizar los problemas “privados” que afectaban a la mujer en su formación como persona. No solo exigir igualdad en el ámbito público y político sino también en la esfera doméstica, donde identificaron los mayores obstáculos que impiden el desarrollo de la mujer; por esa razón en sus revistas y boletines abordaron temas como: la violencia doméstica, el trabajo doméstico, violación, la maternidad, el aborto, participación política, organización femenina y más.

La importancia de las llamadas revistas feministas radica en la exposición y argumentación de problemas femeninos que transciende al ámbito social; también como un espacio donde el movimiento feminista expone sus acciones e ideas. En 1974 nace Acción de ALIMUPER, y en los años 80, las revistas: Mujer y Sociedad (1980), La Tortuga (1982), Boletín Manuela Ramos (1982)y Viva (1984), entre otras.

En ese contexto, la revista Mujer y Sociedad fue emitida por primera vez en julio de 1980, bajo la dirección de Eva Montes y Zoila Hernández. La revista fue una publicación trimestral, sus páginas estuvieron dedicadas a la difusión, debate y promoción de la liberación de la mujer, junto análisis teóricos y perspectiva histórica del movimiento feminista. No solo se centró en la problemática de la mujer peruana sino también latinoamericana. Su última publicación se realizó en 1993, con un total de 48 números.

Como fuentes de información con carácter histórico nos es útil porque las revistas feministas reflejan la voz de un movimiento social, como es el feminismo, sus principales propuestas y objetivos y sus acciones.

Existencias digitalizadas:

  • La colección completa puede ser consultada a través de Mujer y Sociedad:
    • 1980-1993: nros. 1-48 (incluye suplemento al nro. 48)

Referencias bibliográficas:

Barboza, M. (2013). La Liberación de la mujer en el Perú de los 70´s: una perspectiva de género y estado. Tesis de magíster en Género, Sexualidad y Políticas Públicas. Lima: UNMSM.

Vargas, V. (1985). Movimiento feminista en el Perú: balance y perspectivas. Debates en Sociología, (10), pp. 121-146.

Créditos:

Elaborador: Dulce Mostacero, Daniela

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