González de Fanning, Teresa. (1905). Educación femenina. Colección de artículos pedagógicos, morales y sociológicos. Lima: Tipografía de “El Lucero”.

Educación femenina. Colección de artículos pedagógicos, morales y sociológicos se redactó como una forma de respuesta al debate que surgió a fines del siglo XIX entre Lastenia Larriva y Llona y Mercedes Cabello de Carbonera respecto la educación femenina.

Desde una arista anticlerical, Cabello argumentaba que la mejor educación que podía recibir una mujer era de corte laico, tal como lo impartía Elvira García y García (e impartió Teresa González de Fanning), ya que una educación religiosa no instruía con los conocimientos básicos que se requería para el progreso de la mujer; mientras que, del otro lado, Larriva consideraba que la educación religiosa era provechosa en la enseñanza moral y el desarrollo de cualidades, puntos muy importantes en la vida de toda mujer antes que cualquier forma de conocimientos progresistas.

Es en este escenario que González de Fanning emite una serie de reflexiones —que inicialmente fueron publicadas en El Comercio­— a partir de la interrogante “¿Conviene más á la mujer la educación que se le dá en los colegios de monjas ó la que recibe en los colegios laicos?”.

Resalta la importancia de que la educación de la mujer sea tanto igual como la que recibe el hombre, tanto en calidad y cantidad, porque de ella depende la base de la sociedad, como ser independiente, sea soltera o viuda; y como parte de una familia, sea hija, esposa o madre.

Para lograr el objetivo de instruir de mejor manera a la mujer, coincide con Mercedes Cabello en que la educación laica debe imponerse ante la educación religiosa porque era una educación orientada exclusivamente a prepararla para el matrimonio y la maternidad pero que irónicamente, quienes eran las instructoras eran monjas, las cuales no tienen experiencia alguna en ello, ya que no constituían familia alguna y vivían apartadas de la sociedad.

Rechazó este tipo de educación como única preparación para enfrentar el mundo, planteando en su reemplazo una educación más amplia y completa, con connotación práctica, que favoreciese una formación laboral que permitiese a la mujer emanciparse económicamente de la dependencia masculina al tener una fuente de ingresos propia en casos fortuitos, tomando en cuenta su experiencia como viuda, y también el poder ayudar en el hogar, en caso de que la mujer no llegara a casarse. 

Define a la educación laica como una educación más completa, práctica y económica, más adecuada a las costumbres y necesidad del país, es decir: más peruana. Regularmente, los colegios de monjas solían enseñar bajo sistemas educativos extranjeros, y, por ende, los conocimientos impartidos eran adaptados a la vida europea, dejando a las niñas y señoritas en total desconocimiento de su realidad.

Sin embargo, no solo la educación de la mujer debía basarse en una suma de conocimientos. Adoptó las críticas de Lastenia Larriva afirmando que es necesaria la instrucción moral basadas en la religión cristiana, pero siempre y cuando ésta no se sobreponga sobre lo científico. Dista de las expresiones anticlericales de Mercedes Cabello al sostener que las profesoras y directoras de instituciones laicas están obligadas a enseñar Catecismo, Religión e Historia Santa por ser cursos que eran parte de Plan de Estudios, aunque las consideró más como “la parte psicológica de la educación”.

En resumen, es un texto muy interesante y provechoso de lectura para los interesados en la historiografía de las mujeres y de género porque nos exhibe la percepción de una mujer de su propia realidad y de sus reflexiones sobre ésta, y nos contextualiza en los años finales del siglo XIX e iniciales del siglo XX, los cuales presenta como un periodo de  introducción femenina a la esfera pública desde el campo educativo y laboral, que en un futuro cercano obtuvo logros como el ingreso a las universidades, la consecución de profesiones y trabajos calificados.

Existencias digitalizadas:

Créditos: Google Books

Elaborador: IQT